Mirando mis manos , olvidando cuantos años tengo, en ellas mas de los que aparento, sangre de alimento, desde el verde frondoso, de una tierra fría, donde perezco del humano tibio y contaminado del pensar y saboriento, necesito cuerpo, pero no encuentro...
Puedo resistirme a la belleza, debido aprender, amando desde antes del nacer, no puedo acompañarme, no debo encariñarte, queda poco de lo que soy, mucho existir mucho beber.
(Punucapa), aquí la fauna es débil, se acostumbra a los contaminados, y ellos influencian la naturalidad en su actuar. Pero a lo menos puedo contemplar lo vano que destella de vez en vez como un destello mismo. Sola he pensado , eso me quedo desde antes de que me eternizaran. mucha ficción sale de las bocas humanas, no puedo contactar visualmente, me enamoro mas que desde lejos. no recuerdo que nadie pueda haber hablado de mi, no hay vida después de probarte. Un par de veces volví de la muerte por hambre, es como una fiebre, siento débil el amanecer desde que no recuerdo el día en el que nací, pero se que fue un 16, de mayo... o abril.
En la que antes fue reprimida, hoy muy poco visito la ciudad estética de Valdivia, se ha vuelto turística como un zoológico, los extranjeros transgenicos se plantan como eucalipto invasivo, no se que comer, hay muchos huevos con sabor a nada, mucha rojo lavado, mucho cuerpo rellenado, la sangre de calidad es escasa, Tengo unos frecuentes, de mes en mes, residen en un lugar asistido, manoseado, que llaman arte, a veces me divierto, pero no puedo integrarme, es como acostumbrar un leopardo con un hombre desde pequeño, difícil de confiarse,... y no lo digo por mi...
Ahora después de 87 años, he mantenido una soledad oscura, he tenido sueños, y recuerdo que en Ancud una piel me sabe a mía, de la misma que he sobrevivido con ñache, con rojo de animal, enferma de líquidos infectados, de corazón mas muerto que el mio, de sociedad suicida, que curioso, tan poca vida y tan pocas ganas.
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